Sin duda la familia está centrada en una
pareja. En un hombre y una mujer que han decidido unir sus vidas para pelear
juntas la gran batalla de formar un hogar. Hay mucha gente que vive junta
bajo un mismo techo, pero al no haber un matrimonio que lo presida no pueden
llegar a ser un hogar. Para defender esta unión matrimonial es que el
pastor Hugo Contreras nos aconseja.
Siete áreas importantes de la
vida matrimonial.
Comúnmente no le damos importancia a
ciertos temas que nos interesan, pero el tema MATRIMONIAL debe interesarnos y
tenemos que aprender a oír, a ver, a comprender y a cuidar todos los aspectos
del mismo, porque pueden llegar momentos de gran tensión que afectarán áreas en
las cuales nunca habíamos pensado.
Un
matrimonio joven no imagina las cosas que se acumularán al pasar del tiempo,
cuando vienen los hijos, las crisis económicas y los problemas diarios de la
vida. Las tensiones que experimentamos, los lugares en que vivimos y las
circunstancias vividas dejan marcas en nuestras vidas y llega una edad en que a
la mujer especialmente pero también al hombre, le salen a la luz cosas
acontecidas en su infancia. En esos días de tensiones y conflictos, es cuando
necesitamos tener a alguien que nos ayude.
Lucas 2:52 dice: “…y
Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los
hombres…” Estos versículos parecer no tener nada que ver con el
tema, pero se nos muestra un equilibrio que había en la vida de Jesús. Crecía
en estatura, en sabiduría y en gracia delante de Dios y los hombres. Creo que
debemos tener este mismo equilibrio en nuestras vidas, dándole importancia a
todas las áreas de nuestra vida.
Existen hombres que son totalmente
materialistas. Todo gira en torno a cómo pueden prosperar, cuánto van a ganar,
y si algo no va a darle buena ganancia no tienen tiempo para ello. Otros se
inclinan al deporte y lo único importante para ello es lo que tiene que ver con
eso. Otros se inclinan a las relaciones sociales. Otros son tan espirituales
que tienen consideración solo de eso, y otros se inclinan totalmente para el
lado de lo sexual. Para mí, hay siete áreas que son importantes para un
matrimonio feliz: Espiritual, mental, cultural, física, económica, social y
sexual, y debemos cuidar cada una de ellas. Dios quiere darnos un equilibrio
justo en nuestras vidas. Jesús es nuestro modelo pues en Él había un equilibrio
perfecto.
El hombre es por excelencia
un ser espiritual
En Génesis 1:26 y 27 “...Entonces
dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…” “…Y
creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó…” El
hecho de que Dios hizo al hombre a su imagen fue que le dio una faz espiritual.
El mundo trata de meter en la mente del
hombre que descendemos del mono o que somos una casualidad en la historia. El
Salmo 139 dice que: “El hombre es maravillosamente complicado” Tal
es así que la ciencia sigue estudiando todas las áreas del ser humano, y cada
vez descubre más, y nunca va a llegar a comprender totalmente este complicado
ser, que jamás podría ser un accidente en la historia. Es más difícil creer
estas boberías de la teoría de la evolución que creer con simplicidad a la
Palabra de Dios, es decir, necesitamos más fe o ser más locos para creer en
esas teorías que en la Palabra de Dios.
Si queremos ayuda para nuestros problemas
matrimoniales, familiares y humanos, tenemos que aprender a creer en la Palabra
de Dios. Somos hechos a la imagen de Dios, el ser humano es un ser espiritual,
en parte es animal, por vivir en la tierra, pero tiene una parte divina. El
hombre es el Señor de la creación, Dios lo creó para esto. Y mientras la teoría
de la Evolución nos muestra a un hombre degradado que va ascendiendo y
conquistando, la palabra de Dios nos presenta a un hombre creado para ser Señor
que se va cayendo y degradando y para que vuelva al lugar primitivo debe
volverse a Dios. El hombre no es solamente materia, es un complejo ser
espiritual, una complicada creación de la mano de Dios. Fuimos creados a imagen
de Él y Él es Espíritu, por lo tanto somos criaturas espirituales. Debemos
volver a la comunión con Dios, y cuando esto acontece Dios perfecciona al
hombre y se manifiesta a través de él. Estos son los que forman su
Iglesia.
El hombre tiene un área
mental y cultural
Somos
producto del medio ambiente en el que vivimos y por eso tenemos problemas de
relaciones mentales y culturales, pues todos tenemos tendencias diferentes.
Cuando venimos a Dios pensamos de una manera, pero si queremos crecer en Él,
nuestra mente debe ser renovada para pensar como Él piensa.
Romanos 12:2 dice: “...No
os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios…” Esto
significa no amoldarnos a la mentalidad del mundo. Dios quiere transformar
nuestra mente, y la única manera que esto suceda es dejar que su Espíritu viva
en nosotros y cambie nuestra naturaleza caída de pecado por una nueva forma de
vida a través de una transformación mental y espiritual. Sólo aceptando que
Dios nos ha de transformar es que tenemos esperanza de entendernos. El hombre y
la mujer son diferentes. No solo en su aspecto físico sino en su aspecto emocional
y en su interior, pero cuando en Cristo tenemos una restauración espiritual y
comenzamos a ser transformados y renovados en nuestra mente, empezamos a
entendernos mutuamente.
El hombre tiene un área
física
Leemos en el Evangelio de San Lucas que
Jesús crecía en estatura. Debemos cuidar nuestro desarrollo físico y
alimentario. El descanso y la higiene son de gran importancia en nuestra vida.
En el matrimonio debemos estar siempre atrayentes y cautivantes el uno para el
otro. Es necesario que seamos saludables. ¿Para quién vive la esposa? ¿Para
quién vive el esposo? El uno para el otro. Debemos guardar siempre un
equilibrio, somos una persona espiritual, tenemos una mente y una cultura y
tenemos un físico para cuidar. Debemos guardar lo mejor posible este
equilibrio. Espíritu, alma y cuerpo.
El hombre tiene un área
económica
Dios implantó en nosotros dos principios:
SUPERACIÓN Y MULTIPLICACIÓN. Génesis 1:28 dice: “…Y los
bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y
sojuzgadla y señoread sobre los peces del mar, en las aves de los cielos, y en
todas las bestias que se muevan sobre la tierra…” Dios
puso en el hombre una tendencia natural a mantener su economía, puso en él una
tendencia a superar y multiplicar.
Hay personas que son dominadas por un
espíritu negativo, que no les interesa nada, esas personas están enfermas y
necesitan la intervención de dios para que sean curadas, porque es normal que
una persona desee superarse. Existen personas que a los cincuenta o sesenta
años pierden todo, pero tienen la valentía de enfrentarlo y comenzar de nuevo
como si fueran jóvenes, pero hay otras que a los treinta y cinco o cuarenta
años se rinden y se abandonan de tal manera que se tornan un fracaso.
Dios no ha puesto en el hombre un espíritu
negativo. Él lo creó para superarse y multiplicarse en todos los aspectos de su
vida. Pero tampoco debe excederse en el área económica hasta llegar a no
tener tiempo para Dios, pensando que eso es cosa para desocupados y para vagos
y que en esta vida lo único que hay que hacer es ganar dinero. Es peligroso
buscar tanto lo económico, que el hombre nunca tiene tiempo para su esposa y
viceversa. Esto abre la puerta a otro u otra que tal vez “tenga tiempo”.
Debemos siempre ocuparnos de mantener un equilibrio en todas estas áreas. Somos
muy propensos a extremos, pero el equilibrio en nuestras vidas nos dará
firmeza en las horas críticas.
Tenemos un área social en nuestras vidas
Jesús crecía para con Dios y para con los
hombres, Él vino a vivir a este mundo, para ganarnos para Él, y lo hizo
viviendo entre nosotros. Dios no me salva para vivir en una caverna en las
montañas. Él quiere que yo viva “entre los hombres” (dentro de una comunidad,
en medio de la sociedad, entre el comercio, en la universidad, etc.) para
influenciarlos y ganarlos para Dios. El ser humano está hecho para relacionarse
con otras personas y debemos practicar estas relaciones en amor. Ayudando a
otras personas, nos ayudaremos nosotros mismos.
Esta relación debe estar primeramente en
el matrimonio y con los hijos, y después a las demás personas, porque a veces
somos tan sociables con las demás personas, tan buenos en las relaciones
públicas con los demás, pero no lo somos en casa.
El
hombre tiene un área emocional
Somos
personas con sentimientos y voluntad, y es normal que estemos alegres o
tristes, que amemos u odiemos, porque somos seres emocionales, y ésta es una de
las áreas más importantes que debemos cuidar. Dios quiere penetrar en esta área
para transformarnos, renovarnos y curarnos, pues en ella muchas veces hay
conflictos, incomprensiones, soledades y resentimientos.
A veces
el hombre piensa en la mujer como si fuera una máquina, que sólo con apretar un
botón todo está listo, pero pasa que a veces ella no puede cumplir con la tarea
como otros días, y aún en la intimidad ella no puede responder como otras
veces. El hombre no la debemos entender que somos personas con sentimientos comprende,
se siente mal, ofendido, etc. Debemos comprendernos los unos a los otros.
No estoy diciendo que podemos odiar, esto
sucede con el hombre natural, animal, pero cuando este corazón que produce ira,
rencor, egoísmo es transformado por Dios, de ese mismo corazón nace amor, gozo,
paz, perdón, misericordia, etc. A veces nuestras emociones son como las de la
mente del mundo: obligamos, gritamos, lastimamos, etc. Por eso, nuestras
emociones deben ser transformadas según Dios.
El
hombre tiene un área sexual
Dice la Biblia en Génesis 2:24 “...Por
tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán
una sola carne…” en Hebreos 13:4 “...Honroso sea en todo el
matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros
los juzgará Dios...” Y también en 1° Corintios 7:2 a 5 “…Pero a causa
de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su
propio marido. El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y así mismo la
mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el
marido; ni tampoco el marido tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino la
mujer. No os neguéis el uno al otro…”
El matrimonio y el sexo fueron creados por
Dios. No son un invento ni del hombre, ni del diablo, y aunque el sexo haya
sido pervertido, fue creado por Dios. Hay algunos que conservan esa vieja idea
inventada por las religiones, que sostiene que el sexo es algo sucio que debe
ser tratado a puertas cerradas y con la luz apagada. Esta falta de
entendimiento trae consigo un montón de problemas. Mas cuando llegamos a Dios,
Él nos dice que es digno de honra el matrimonio y el lecho conyugal sin
mancilla. Vemos que no hay reservas para tratar con Él ese tema.
Dios nos creó para disfrutarnos el uno
para el otro y llevarnos a una plena felicidad y armonía para seguir creciendo
hasta llegar a ser una mente y un cuerpo. Cuando dejamos a Dios actuar en
nosotros y practicamos sus principios, gozaremos de una verdadera vida y felicidad en el matrimonio y en el hogar.
Sígueme en twiter y facebook...
No hay comentarios:
Publicar un comentario